domingo, 11 de agosto de 2024

Rubores semafóricos 


Erase una vez un delincuente impropio que vino, habló, venció y se esfumó sin que le pusieran las esposas. Su esposa está libre de cargos, la pobre, salvo de cobrar por un programa de TV en inglés sin audiencia para costear el retiro dorado del cónyuge allende donde Napoleón perdió la batalla de su vida. Que de algún sitio tiene que salir las pelas. Lo del marido es de Cuartelillo con pensión completa.. Porque las fuerzas de seguridad del estado  que vigilan nuestras fronteras no se enteran ni cuando entra ni cuando sale de “extranjis”. Y la guardia judicial de escuadra que no impidió que se le escapara de las manos por un semáforo en rojo que no quisieron saltarse en su persecución tras un coche de paralítico con velocidad reducida. Echan la culpa a lo que llaman “fase semafórica”. Pero el conseller catalán  defendió la actuación del cuerpo de ujieres confesando que la orden de detención del fugitivo más buscado, "no cumple" con la ley de amnistía.




Ay, cuando de tantas fases semafóricas consta nuestra vida es imposible saltarse la ley y el orden. Pero menos mal que tenemos a los servicios secretos que se enteran de todo cuando quieren. Son tan secretos que a veces dudamos de sus servicios menos insultantes. Pero bueno, que de meter al pajarraco en la jaula no nos ha salvado pero sí -dicen- de reprimir otros actos violentos por parte de alérgicos al ibérico. Algún día nos explicarán el  enchufe descarado de una japonesa en Exteriores de la que se ha encaprichado el hermano de su sanchidad. Sí el de la orquesta sinfónica de pueblo. 

Pero más rubor semafórico produce Hacienda. El fisco declara ante el juez que no ve causa grave de inspección que un sujeto pasivo ciudadano del mundo con obligaciones tributarias en España no declare un sospechoso patrimonio  de varios millones porque el fisco prioriza «fraudes más complejos». Esto sí que es impropio y no lo del alpiste de la jaula. Por contra, las paralelas a Casimira o Manolo por olvidar declarar en la renta un importe algo menor de 100 euros sí que son objeto de fiscalización severa. Hacienda y los semáforos somos todos, salvo que tengas licencia semántica y fanfarrónica. 


Con estos antecedentes, cómo se te pone el body? Apto para tragar, contribuir con tus obligaciones civiles y ser además respetuoso con los cuerpos del Estado. Sé de directivos del IBEX de haber sido multados por un exceso de 10 Km/h en las carreteras o aparcar en una plaza reservada a paralíticos como el que usó nuestro molt deshonorable para volver a huir tras el mini-mitin de tres minutos en un atril montado por el mismo partido del gobierno condal y central. Los otros honorables ciudadanos no podrán alegar desafección política para saltarse  las fases semafóricas. La tentación puede con nuestras ganas. Pero ya somos mozos y sabemos que hay que respetar la ley. La excepción a la regla supera la concepción de las fases semafórmicas que cambian. 


De un gestor público esperamos todo. Si entra enchufado al menos que no arruine la empresa y la condene al cierre total o al rescate. Es el caso de la empresa de los sellos y postales, promocionado a otra pública de autopistas para que redoblemos el salvamento financiero del pasado. En otros, de gobernantes excelsos que con un brillante expediente se ponen al mando de una CCAA pese a haberse acreditado presuntamente varios semáforos en rojo:


1) Como alcalde se libró de una malversación por prescribir.  

2) Cesado en la Generalitat por los sobrecostes en la Ciudad de la Justicia.

3) Graves irregularidades en la compra de material sanitario como ministro que investiga la justicia española y europea. 

4) Nombrado ahora presidente autonómico a cambio de firmar con los enemigos del Estado la singularidad catalana, osea el fin de la igualdad de los españoles pese a su obstinada negativa en el pasado como su “puto amo”. Qué diríamos si Berlín hubiera decretado su “singularidad alemana” en el seno de la UE y ya no  llegaran fondos europeos de cohesión a países como España? Se nos habría quitado la tontería de encima sin tantos AVES y sin next generation que también se destinan a Cataluña. 


Solo nos falta ahora que el semáforo rojo del referéndum se torne ámbar para alcanzar el clímax orgásmico de los extorsionadores indepes con la ayudita del primer inquilino de la Moncloa que va camino de autonombrarse Caudillo federalista por la gracia semafórica confederal. Ya sé que la duda ofende. Pero custodio la duda que la oposición clásica revierta todos los destrozos institucionales cometidos hasta ahora en España,  alegando -con mayoría absoluta o no- trivialidades de semáforos. No es tampoco la primera vez que desde una taberna se fuman con burla un puro mientras ardía Cataluña o se debatía la moción de censura contra su persona. @IgnacioSLeon