sábado, 14 de marzo de 2009

El beso

He soñado con un beso. O mejor el beso ha soñado conmigo. Porque los sueños te escogen, y tengo el privilegio de haber ser escogido para recrear ese beso en vigilia, onírico, palpable, húmedo, en arcoiris, sonoro, atlántico.... haciéndome crepitar el pulso hasta despertar del sueño, del beso, de aquella ensoñación, borrando mi euforia y devolviéndome al estado original. Increible.
Pero...¿seré capaz de recordarlo con todo lujo policromático y de cercanía? O pasará al olvido como otros miles de sueños en el pasado atemorizantes, placenteros, gozosos, sexuales, criminales, perturbadores y secuestradores... Despierto, por un instante no adivino si sigo soñando o si he vuelto al envoltorio de la ficción real. Me asaltan de repente estas preguntas:
¿Cuánto vale un beso? ¿Tiene historia el beso? Y.... futuro ? Podré reencontrarme con ese beso de nuevo? Me reencontrará a pesar de taparme hasta las orejas o deberé dejar la ventana abierta para que se cuele sin licencia?...
Me abruman tantos pensamientos cuando lo que intento es volver de donde venía en un intento deseparado de atrapar lo inatrapable y hacerme dueño de un beso que no puede tener propiedad. Ni anotación en el catastro, ese empeño extraño de poseerlo todo, hasta los recuerdos, el pasado, la sopresa del futuro, besos extraños, besos de compromiso, besos de protocolo, como si se tratatse de una tilde sin la cual pensamos que andamos desnudos y que por llevarlo encima nos da el aparente derecho de uso vitalicio.
Doy vueltas, pero el sueño imaginario o tal vez el beso imaginario me ha anestesiado. Inválido me revuelvo pero no acierto a diferenciar si los ojos abiertos los tengo en medio de la noche o en el crepúsculo de una ilusión ficticia. Algo huelo, sí.... podría ser una hoguera, fuego. Pero no me aclara los labios, ni los contornos. Sueño, no me esfumes ahora ! Déjame susurrarte algo -en silencio-:
"Cuando vuelvas, no me hagas tantas preguntas....simplemente besa, bésame mucho, que prometo no ser tuyo !"

Foto= Cuadro denominado El Beso de Mario PEREZ

viernes, 13 de marzo de 2009

El renting de ejecutivos viagra


Vengo observando en algunas corporaciones también en España que parecen vivir del renting, no del cuento, sino del renting. En nuestro país, a diferencia de otras culturas empresariales anglosajonas con o sin crisis, se ha disparado la costumbre de contratar altos ejecutivos en renting y con viagra. Es decir, un alto directivo es fichado temporalmente para unas tareas determinadas y como si por acción de la famosa píldora azul de Pfizer, es repuesto antes de finalizar el coito por otro, más jóven, o de más experiencia, con bigote o sin, unas veces con ideas propias y en otras con axiomas continuistas.

Hay quienes sostienen con estupor que el renting se ha convertido en práctica habitual en la política moderna de personal o de recursos humanos, conviviendo con el coaching, el mentoring, el outplacement, las prácticas outdoor, el outsourcing, el marketing social o relacional, etc, etc .... toda una pantalla inflacionista de términos anglosajones, como si se nos fuera a caer la lengua al buscar y pronunciar su correspondiente terminología en español.

Aparentemente en los despachos y cajones de las casas matrices hay - como dice Reverte- "muchos cojones y viagras pero pocas pelotas para admitir su arrogancia y soberbia". Algunos llegan a pensar que están haciendo un favor a la historia o evitando con su designio que el Imperio de la Inquisición usurpe y elimine como Torquemada todos los instrumentos de financiación para el arrendamiento de mano de obra especializada. Como si la gestión de equipos humanos, complejos empresariales o comités directivos entendieran de religiones, credos o contratos financieros para las relaciones inter-personales. Está visto que para ellos, donde haya eyaculación precoz es menos deshonroso que un prolongado coito con la plantilla y su entorno. Tal y como confiesa doña Pura (señora de la limpieza en el elegante barrio barcelonés de Les Corts): " Como ellos no limpian las manchas...."

sábado, 7 de marzo de 2009

Vive la vida ! (en morse)

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No existen
los caminos equivocados, puesto que en este viaje no puedes dejar de ir a donde vas. Es simplemente una cuestión de velocidad, de cuándo llegarás; pero esto también es una ilusión, ya que no existe el "cuándo". Sólo existe el AHORA=el eterno momento del presente.
¿Quieres comprobarlo? No me preguntes a mí, ni a tu mente.

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lunes, 2 de marzo de 2009

Ampelmann: el hombre del semáforo que ganó la guerra fría.



Acabo de volver de Berlín donde he pasado unos días y me ha llamado especialmente la atención, no tanto el polo de atracción que sigue atrayendo la primera capital en el corazón de Europa -entre el Este y el Oste-, sino un fenómeno del marketing llamado el Ampelmann (el hombre del semáforo).
Se trata de una figurita inventada en octubre de 1961 en la antigua Alemania comunista del Este por el psicólogo Karl Peglau para animar a que los berlineses orientales cruzasen con cuidado los semáforos de las calles sin ser atropellados. Antes de la caída del Muro de Berlin (noviembre 1989), el hombrecito del semáforo ya se hizo famoso en los hogares germano-orientales por aparecer en varios programas infantiles de la TV del partido. Fue con la reunificación alemana y la introducción del Deutsche Mark (marco alemán) cuando las autoridades federales quisieron acabar como con todas las demás viejas tradiciones socialistas del Este, también con este símbolo berlinés oriental. Lo que no imaginaban los burócratas occidentales de Bonn es que en 1995 volviera a resurgir como reinvidicación de la aplastada identidad oriental. El Ampelmann pretendía arrebatar su espacio propio y conservar su popularidad, imponiéndose así a los figuritas insípidas de los semáforos occidentales (en rojo).
Pocas "guerras" han ganado los Ossis (germano-orientales) frente a sus homólogos Wessis (occidentales). El Ampelmann constituye hoy en día un escaso ejemplo, con una popularidad extendida por todo el país, hasta haberse convertido en un artículo nostálgico de merchandising en venta en tiendas propias y hasta en hoteles de lujo y galerías de arte.
Es raro ver por la noche a algun berlinés que se salte un semáforo en rojo. Nos preguntamos en España si en vez de tomarnos los cruces peatonales tan a güasa y aún a riesgo de poner tantas vidas humanas en peligro, si una figurita en movimiento como la del Ampelmann devolvería con vida 1 de cada 3 atropellos mortales en los semáforos de ciudades como Madrid o Barcelona. Si es cosa del diseño, y dado que la señalática está visto que no es nuestro fuerte, copiemos a esta figurita comunista reliquia de la extinguida "guerra-fría".