
Vengo observando en algunas corporaciones también en España que parecen vivir del renting, no del cuento, sino del renting. En nuestro país, a diferencia de otras culturas empresariales anglosajonas con o sin crisis, se ha disparado la costumbre de contratar altos ejecutivos en renting y con viagra. Es decir, un alto directivo es fichado temporalmente para unas tareas determinadas y como si por acción de la famosa píldora azul de Pfizer, es repuesto antes de finalizar el coito por otro, más jóven, o de más experiencia, con bigote o sin, unas veces con ideas propias y en otras con axiomas continuistas.
Hay quienes sostienen con estupor que el renting se ha convertido en práctica habitual en la política moderna de personal o de recursos humanos, conviviendo con el coaching, el mentoring, el outplacement, las prácticas outdoor, el outsourcing, el marketing social o relacional, etc, etc .... toda una pantalla inflacionista de términos anglosajones, como si se nos fuera a caer la lengua al buscar y pronunciar su correspondiente terminología en español.
Aparentemente en los despachos y cajones de las casas matrices hay - como dice Reverte- "muchos cojones y viagras pero pocas pelotas para admitir su arrogancia y soberbia". Algunos llegan a pensar que están haciendo un favor a la historia o evitando con su designio que el Imperio de