sábado, 9 de marzo de 2024

 Las despreciables burlas por hablar en inglés con acento



Estimados lectores. Si Vds. fueran holandeses, alemanes, italianos o no digamos franceses hablando un idioma extranjero como el español o por caso el inglés, salvo excepciones, tendrían en muy buena parte de la muestra un marcado acento nativo. En muchos de esos países nadie se ríe del acento o del nivel de pronunciación cuando hablan una lengua que no es la materna para hacerse entender y  ya no digamos para negociar un acuerdo. 


No es el caso de España, donde aunque nos cuesta hablar bien español y con uno de los índices más bajos en lenguas extranjeras, hacemos mofa de cómo algunos se expresan en público ante una cámara o un auditorio pongamos en el idioma de Shakespeare. Agradecen y bendicen  por contra que los guiris chapurreen el español con tal de hacerse entender porque en muchos casos el interlocutor español no sabría comunicarse en otra lengua distinta.


Recuerdan el “Relaxing cup of café con leche” de la antigua alcaldesa de Madrid Ana Botella?. Durante años fue objeto de burla pública  por su voluntariosa pronunciación en inglés. La hemeroteca no se cansa de recordárnoslo.  O el académico Pablo Iglesias con su macarrónico acento. Del expresidente catalán José Montilla de origen andaluz cuando hablaba en catalán y los más puretas se horrorizaban. O últimamente del acento de la esposa del presidente de gobierno español, Begoña Gómez en un video viral en redes sociales vendiendo las maravillas de su “Africa Center” a la comunidad internacional.  


Muchas de las mofas, me temo, vienen de gente a la que habría que evaluar su nivel de dominio de lenguas. Hay entre ellos quienes afirman saber  idiomas pero sin poder mantener una elemental conversación informal si no fuera  a base de agitar las manos y gesticular como un payaso de circo en el cine mudo. Y ya no digamos de aquellos otros que sólo les vale el C2 de Cambridge u Oxford para pasar el listón de la caricatura.


La realidad apuntada más arriba es que salvo excepciones, nuestras almas gemelas  de otros países vecinos tienen sus propios dejes en pronunciación, entonación y musicalidades. Hace años  un profesor de idiomas contaba que hasta que no se consigue emular la musicalidad de cada lengua extranjera es imposible hablarlo como un nativo, aunque esto no impida hacerse entender con la naturalidad del acento de cada uno.


Pero en el mundo global, no estamos para aspirar a ser nativos de una lengua extranjera. Ojalá. Sino de varias. Pero más allá de las excepciones, lo suyo es hacerse entender en otros idiomas, comunicarse y hablarlo con independencia de los acentos naturales, dejes y chascarrillos idiomáticos. A no ser  de gozar con la suerte de que te nombren embajador en un organismo internacional para aprender el idioma aunque carezcas de la  carrera diplomática y conocimiento de  lenguas, como es el caso del ex ministro Miquel Iceta en la UNESCO  o Ximo Puig, ex presidente de la Generalidad valenciana en la OCDE,  ambos destinados a París con el catalán pelao bajo del brazo. Tampoco es nada nuevo, porque la otra Generalidad catalana también se dedicaba a  nombrar “embajadores” a enchufados en la causa del procés sin saber  el idioma del país o corto de inglés.


Estos emisarios -como otros muchos españoles en casa- bien harán en  encargarse  de pronunciar como mejor sepan, incluso con acento, sin que sea motivo de desprecio salvo para los  iletrados sentados en la barrera de observador que por desgracia abundan muchos en nuestro país.  En especial de aquellos que no hablan más que  su lengua materna y se parapetan en la excusa de que el español sea  el segundo idioma más hablado del planeta tras el chino sin mérito propio pero imparten cátedra jocosa de léxico y pronunciación en otro idioma extranjero. 


O de aquellos otros procedentes de comunidades bilingües en España donde a duras penas les cuesta mantener una conversación o redactar una simple carta en español (castellano) sin cometer faltas gramaticales pero son inquisidores de la poca ortodoxa pronunciación.


Somos el país de la burla quijotesca, de la envidia capital de Diaz Plaja, pero estamos a la cola en PISA y en el apéndice doblando la esquina en lenguas extranjeras como para hacer burlas cuando un compatriota nuestro se dirige a una audiencia en lengua inglesa por ejemplo con su natural acento.


Habría que preguntarse por qué el nefasto nivel de aprendizaje de idiomas en las escuelas y en las universidades españolas  no impide que se gradúen los aspirantes a Erasmus a día de hoy con tan deficiente nivel expresivo del inglés, sin que nadie lo remedie. Esto no impide que hagan su agosto las escuelas de refuerzo en idiomas y el éxodo de españoles a los cursos de verano en el extranjero, pareciendo haber tirado el dinero de nuestros impuestos a la basura.


Algo haremos mal, aparte de las risas, cuando  en no pocos países del Tercer Mundo es fácil encontrar a gente muy modesta de la calle o aldeanos de los poblados dominar una segunda lengua extranjera distinta a la materna para conversar con los foráneos. No es el caso nuestro. En la España del primer mundo eso parece misión imposible, ni siquiera entre la élite de  este país o de los urbanitas que se guasean del relaxing cup of coffee. 


Mi moraleja a los políglotas de pacotilla de este país: como los holandeses, alemanes, italianos o franceses, lo importante es saber expresarse y comunicar con independencia del acento natural que arrastremos aunque sea impropio de un royal británico. Para eso somos “españoles muy mucho”, como diría aquel, aunque  mejor les iría a políticos, legisladores, periodistas, tertulianos, investigadores, ejecutivos y  público en general, si con o sin acento supiéramos hablar una mínima parte de los idiomas extranjeros que manejan nuestros coetáneos. 


Multar como en algunas comunidades autónomas por no rotular en catalán, negar una plaza laboral por falta de nivel o denunciar al pobre trabajador inmigrante detrás de una barra por no hablar una determinada lengua co-oficial no dice nada de la tolerancia, y sí mucho de la mezquindad lingüística por parte de los valedores inquisitoriales de la lengua y del acento en este país. 


La valentía de hablar en otra lengua ya tiene su mérito. Con o sin acento. Si lo hiciéramos extensible a la mayoría de este país, tanto el PIB y como PISA nos lo agradecerían. @ignacioSLeon 


domingo, 3 de marzo de 2024

 Cuando los excesos sobrepasan nuestros límites.


#PIBe #turismo #sequía #consumismo #movilidad #fracasoescolar #corrupción


Fuente: Euro Taller


Durante mucho tiempo se ha dicho que los excesos son perjudiciales

y se ha discutido cambiar el modelo productivo tanto para combatir la emergencia climática así como para afrontar todos los desafíos del futuro. Se derrocharon ríos de tinta y hasta se idearon fondos especiales en la UE a partir de una pandemia que azotó a la economía con el fin acelerar el cambio del cambio, pero todo sigue igual. 


Admitiendo que el capitalismo del usar y tirar es causante en buena parte del daño al planeta, los años transcurren y nunca se aborda el tema de forma consecuente. Por la gran cantidad de intereses creados. 


España acoge más de 80 millones de turistas al año que beben agua, se asean y gozan del ocio que hay que regar. ¿De verdad tenemos que extenuar nuestro patrimonio hidrológico para sustentar una actividad que representa el 12% del PIB pero que nos arrastra a la desertización y hecatombe ecológica? Las pandemias como la guerra del agua serán otro fenómeno que irán en auge conforme avance la destrucción del ecosistema, afectando a cada vez más regiones sensibles de nuestro país. 


El lema “calidad sobre cantidad” no se aplica en la industria del turismo, uno de los pilares de nuestra economía. Al contrario. Como tampoco con “la huerta de Europa”  que se sobreexplota al máximo para dar de comer a los nuestros y los de fuera hasta extenuar los pozos subterráneos, el paisaje natural, afectando a la flora, fauna y empleo.


Dicen que tenemos que reciclar para mitigar el impacto ambiental. Está muy bien, pero será imposible hacerlo con tanta sobre-producción y sin reponer la destrucción y agotamiento de los recursos naturales. Una alternativa, bajar el nivel de consumo, ¿Necesitamos verdaderamente todo lo que consumimos? Tanto empeño en descarbonizar la economía y seguimos midiendo la riqueza del país sin valorar los impactos sobre el stock ambiental  que tarde o tempranos tendremos que afrontar. Su alternativa sería el PIB ecológico o PIBe, amparada por suficiente normativa legal, ordenamiento jurídico y directivas europeas.


Se calcula que casi 90 millones de toneladas de alimentos en Europa van a parar a la basura al año, de los cuales más de un millón corresponde a España. Paradójicamente muere en el mundo ya más gente por obesidad que por hambruna. Los vertederos están saturados de tantos residuos. No nos debe extrañar por  la sobre-oferta de productos en los mercados y grandes superficies. Lo malo es que con ello saturamos la contaminación de la tierra, el aire, los mares y hasta el espacio con tanta chatarra viajando por órbita.


Por no hablar del parque de 300 millones de coches en Europa para desplazarnos, por el simple hecho de que el transporte público es ineficiente e inoperativo. Tampoco se están valorando otras alternativas en el nuevo concepto de movilidad que persiga la descarbonización del aire y una huella ecológica cero.


Otro de los excesos que no abordamos y que redunda en la negativa al cambio del modelo actual radica en la calidad de enseñanza. Tantas reformas educativas en democracia no impiden que estemos a la cola en los informes PISA. Cómo pretendemos adaptarnos al cambio, ser competitivos y costear algunas reformas ilusas como aumento de salarios, rebaja de jornada laboral, combatir el alto nivel de  absentismo, fracaso escolar, etc si la calidad de la enseñanza está por los suelos, no se pone remedio y la productividad no hace más que descender. 


Aún en muchas aulas se conserva el arcaico  modelo de la memorización como radial para el aprobado, dejando de lado nuevas técnicas de aprendizaje y materias troncales para despertar el espíritu crítico de edad temprana.


El analfabetismo cognitivo pasa factura en el mundo laboral, a la empresa en demanda de mano de obra cualificada, en el ejercicio de la política y hasta en la defensa de derechos básicos. Estamos en la era de la revolución ecodigital y aún nos aferramos a prácticas analógicas y deficitariamente sostenibles.


Un grave fenómeno nada nuevo lo arrastramos con la corrupción. Está institucionalizada tanto en la clase política como en buena parte de las instituciones públicas. No hay formación politica que no haya estado alguna vez salpicada por  un escándalo de dinero negro, abuso de poder o tráfico de influencias. Y escudarse  con “el dinero defraudado no ha servido al enriquecimiento personal” para justificar un indulto, es de una hipocresía supina. Amnistiar líneas rojas o a quienes han robado del Estado por conveniencia ideológica y tactismo oportunista crea un falso antecedente del que costará reponerse. 


Por ello, mientras los excesos de la corrupción, el fraude y la mentira no se atajen en la sociedad, se pongan todos los medios para prevenir, luchar y combatirla no avanzaremos como sociedad. Los órganos fiscalizadores tienen que cumplir su rol aunque no lo hagan suficientemente ahora y se acumulen las causas de todo tipo.


Finalmente pensar que podremos seguir masificando las grandes urbes mientras despoblamos las zonas rurales es un sinsentido. Las protestas del campo son un pequeño síntoma de lo que nos puede ocurrir porque es el campo quien alimenta a las ciudades. Por otro lado, concentrar el 75% de la población nacional en un 25% del territorio es el causante de la falta de viviendas, los elevados niveles de contaminación del aire, de la tardía emancipación de los jóvenes, de la precariedad laboral y habitacional, así como de la natalidad y  prosperidad colectiva.


Hasta aquí podremos estar casi todos de acuerdo. La cuestión es si tomaremos cartas en el asunto a corto plazo o seguiremos negando la mayor y auto-engañándonos. Esperar que sean los máximos responsables quienes actúen es tan perjudicial como pensar que individualmente no estamos en disposición de cambiar nada porque nos dejamos llevar por tanta cacofonía ambiental. @ignacioSLeon


sábado, 24 de febrero de 2024

 Convolutos 2.0


Ay, qué lejos están los primeros convolutos de la era española. Corrían los años 90 cuando un diplomático teutón criado en Chamberí acuñó un vocablo nuevo avenido del tedesco (Konvolut) para referirse a la España de los pelotazos que él mismo cosechó y que tan grato recuerdo conservo del lawfare.


Hubo un ministro socialista que afirmaba por entonces que “España era el país del mundo para hacer dinero rápido”. Pues justo por eso, casual o no, empezaron a aflorar multitud de sonados casos de corrupción en democracia. Algunos incrementaron notablemente el patrimonio con bonosueldos. Fueron tantos y tan cuantiosos que hizo perder las elecciones a Felipe González corriendo ríos de tinta contra la moral socialista en aquella España de la beautifull people. 


Los años pasaron y como no podía ser porque parece que lo llevamos en la sangre, con Aznar primero y con Rajoy después, también abusamos de convolutos. La corrupción del PP se saldó con unos trajes desteñidos del apresto, un Jaguar no identificado en el garaje  y una moción de censura que desbancó a toda la derecha, hoy tildada de facha, ultra, fascista, extremista y corrompida hasta el tuétano. Qué memorables calificativos. Y todo porque no contaron como otros más entrenados con un “Manual de resistencia” y un seguro de caradura a todo riesgo. 


Pero llegó la era 2.0. El asalto a los cielos de la coalición social-comunista hace ahora unos seis años al mando de un postulante a monarca republicano y forofo de Mohamed VI. Hizo aparición la pandemia, el volcán de La Palma, la invasión de  Ucrania, la policrisis,  el cambio climático y las verdades que cambiaban de opinión. 


Y cómo no, la corrupción señalada de la derecha se mimetizó con la izquierda puigresista, feminista, ecofamiliar y resiliente así como de los socios nacional-independentistas. Pero hemos mejorado, porque “los delincuentes no pueden ser de izquierdas” según el ex ministro Alberto Garzón de la ex-RDA mientras gravitamos en cápsulas convolutas 2.0 bajo la órbita rusa.


MASCARILLAS PARA SALVAR VIDAS Y BOLSILLOS


No es cuestión de millones defraudados, que sin duda cuentan, pero  la izquierda moralista se lleva la palma y lidera el ranking europeo junto con los de la saga Pujol, quien aguarda juicio 10 años. Pero no piensen mal, que es por saturación judicial y no por lawfare


 A este paso, mi futura nieta me da una biznieta en tiempo record. Y los de la antigua CiU (ahora Junts por la amnistía)  repitiendo como el ajo en el pan tumaca lo de  “España nos roba”. En honor a la verdad, Cataluña roba y España paga. Y si no que se lo digan a Negreira que cobraba para comprar árbitros en la Liga a favor del Barça.


Los convolutos 2.0 en la era del icono Sánchez no se podían saber, porque con tantos achaques inmoralistas  contra Ayuso y la extrema derecha nos olvidamos de la viga en el ojo propio. Hay que aludir también a  la corrupción de amnistiar a indepes catalanes socios del ejecutivo absolutista tras preparar una ley a  gusto del delincuente. 


La trama de los ERES de Andalucía, que pese a la condena en firme también merecen el perdón y librarse de la cárcel porque “no se llevaron el dinero a casa” con Griñán a la cabeza. La aparición de Tito Berni y los casi 700 milloncejos evaporados en coca, pelanduscas y viajes con maletas Delcy que Moncloa declina recuperar. O las mariscadas de UGT desviando unos 10 kilos (de pasta no de gambas) para los parados de la UE aún sin devolver. Pero están a lo suyo. De ahí que preparen desde un centenar de sedes embargadas una huelga general cuando gobierne el PP y no se aplique el 155 allá donde  le quiten las subvenciones.


De todos aquellos casos cerrados por haber prescrito en el tiempo o errores judiciales (y se quejaban del disco duro martilleado por el PP), pasamos a tener para Rato otro convoluto, el de las mascarillas del portero de puticlub y ex  consejero de Renfe, Koldo (para que digan que no existe ascensor social), el ex ministro Abalos y la sombra de otros altos cargos en el psoegobierno. 


Hasta la fiscalía que depende del gobierno denuncia al gobierno por ocultar datos del proveedor de las mascarillas en la Gürtel del PSOE. “Yo sé lo que yo haría”. Pues eso: salvar vidas no se pero sí llenar los bolsillos en tiempos difíciles. 


Y luego está el sinvivir por la amnistía por varios delitos, no sólo violar leyes, sino también por presunto terrorismo callejero y la implicación recurrida de Rusia en el procés para desestabilizar España, mientras bronceamos a socios pro-Putin o por-Hamás para la convivencia en el país. ¿Los convolutos 2.0 serán también otro peaje a la convivencia? Menos mal que promocionamos a presidenta del Consejo de Estado a una “prestigiosa jurista” que se hace un lío con la materia amnistiosa. Del no es no, al sí es sí.  


Eso sin mencionar las prebendas al monarca marroquí en un arrebato de generosidad hacia el vecino que exporta talento  ilegal y narcotraficantes fuera a bordo a cambio de hacer la vista gorda por algo sensible y secreto. Regalando millones que no son moco de pavo camuflado en ayuda a la cooperación con un régimen que reclama la soberanía de Ceuta y Melilla. Todo ello para sorpresa  del Consejo de Ministros y del Parlamento que ya nos tiene acostumbrados. 


Es el absolutismo del mago de los convolutos 2.0, que resta a los enfermos de ELA, los agricultores y pescadores pero agasaja al rey alauita. Menos mal que no es corrupción cuando se vota en contra del Madrid de Ayuso y a favor de Fráncfort del alcalde socialdemócrata Peter Feldman para acoger la sede europea del AMLA como hizo nuestro icono patriota de la Internacional Socialista.


Veremos cuando se auditen las ayudas europeas por la pandemia que tan opacamente se gestionan entre amiguetes. Lo achacarán al comité de expertos inexistentes. Empieza a ser cierta aquella pancarta que rezaba: “no hay pan para tantos chorizos”.  Eso si la sequía o una moción de censura  inesperada, no los  hace tirar de la manta ante Pedro de Galilea como testigo. @ignacioSLeon

#Corrupción, #convolutos, #PedroSánchez, #Koldo, #Abalos, #mascarillas

domingo, 18 de febrero de 2024

 Europa tiene que dejar el complejo enanista


Europa no puede seguir por más tiempo acomplejada en política exterior. El incremento de desafíos globales no cesan, como tampoco la burocracia comunitaria y la disparidad de voces cacofónicas.


Vicepresidenta de los EEUU, Kamala Harris



#OTAN #Europa #China #Putin #Oriente medio #Puigdemont #defensa #Moncloa #gorriones rojos


Hace dos años de las sanciones internacionales a Rusia por invadir Ucrania y obviamente no han servido de mucho. La escalada rusa sigue intacta ante la tibieza occidental, Putin cada vez más fuerte y consiguiendo desestabilizar Europa. Incluso España a través del separatismo indepe y los hombres de Puigdemont tanto en  Waterloo como en Barcelona.


La mayor torpeza que debilitó a Europa se consumó con la ex canciller alemana Angela Merkel cuando apostó su política exterior por el gas ruso para hacer funcionar su potente industria, ascendida ya a tercera economía mundial tras desbancar a Japón. ¿Aprendió Berlín la lección? Parece que está copiando esa misma política con respecto a China


Hoy en día, la España de Pedro Sánchez, tan patriótica inicialmente contra la invasión de Putin en Ucrania, se suma a  esa desunión europea a partir del  hecho de ser a día de hoy el mayor comprador, pese a la guerra y las sanciones impuestas, de gas y petróleo rusos. En otros casos, tolerando y aliándose con socios pro-Putin desde Moncloa y otras administraciones autonómicas. 


Los aliados de EE.UU. llevan años en tiempos de Donald Trump reclamando a los socios europeos de la OTAN que incrementen su gasto en rearme hasta el 2% del PIB porque el amigo americano no quiere, no puede mantenernos eternamente. Esta demanda ha vuelto a salir en plena campaña electoral americana por Trump hasta el punto de amenazar con no proteger a aquellos países que incumplan sus compromisos armamentísticos.


Europa se caracteriza por poner el grito en el cielo ante una crisis en un primer momento pero sin actuar con rumbo fijo. Ya lo hemos visto con la guerra en los Balcanes, pero también con la crisis del Euro, la primavera árabe, Siria, la guerra ahora en Gaza, hasta la invasión de Crimea por parte de Putin hace una década y más actualmente del resto de Ucrania. En todas ellas, Europa sin una voz común, al contrario, peleada por la burocracia, variedad de criterios y la multitud de intereses en política exterior, y sin reconocer consecuentemente que Putin es la mayor amenaza a las democracias europeas.


Washington persigue por ello una mayor implicación de sus aliados en la Alianza  en la defensa de Europa porque no puede mantener la doctrina Truman y seguir siendo el sheriff garante de las libertades en el mundo. En especial con tantos frentes abiertos en Ucrania, Oriente Medio, el Mar Rojo y los enclaves geoestratégicos del Océano Indico-Pacífico con la defensa de Taiwán, Filipinas y Japón  ante la amenaza china.


Y es que la OTAN europea no es capaz de una actuación multilateral consensuada y pactar una política común de defensa desde la caída del Muro de Berlín en 1989. La Rusia de Putin aprovecha la coyuntura para dividirnos y hasta sabotearnos a través de ciberataques, otra guerra fría, el gas, fake news  y desestabilizar  Europa con la ayuda (logística y aparentemente también financiera) a  los independentistas catalanes desde por lo menos 2014 en tiempos de Artur Más


Desestabilizar España es sinónimo de desestabilizar Europa para los intereses geopolíticos de Moscú. Trump si gana dice poder acabar con la guerra en Ucrania en 24 horas. Las cancillerías miran con escepticismo el populismo trumpiano. ¿Y si fuera verdad? Qué haríamos entonces?


Pero Europa sigue dando pasos de prudente aliado a la vista de más de dos años de sanciones internacionales que no sancionan. Por no hablar de la variedad de pronunciamientos respecto al conflicto Israílo-palestino. Llevamos dos años dosificando las ayudas militares y financieras europeas a Ucrania y a día de hoy aún debatimos qué tipo de armas suministrar  a Kiev para defenderse del dictador Putin. Tampoco tomamos represalias contra la larga lista de opositores “aniquilados” por el régimen en Moscú, como la última víctima Alexei Navalny. 


Los misiles alemanes de crucero Taurus podrían dar un vuelco a la ofensiva expansionista rusa en suelo ucraniano. Serían capaces de destruir los puentes en Crimea y debilitar la ofensiva rusa, pero ni Berlín ni Bruselas (sede de la OTAN) desean “dejar embarazada un poquito” al aliado ucraniano por si acaso se embaraza del todo. Eso sí le llenamos de pájaros al presidente ucraniano Zelenski con ilusiones o promesas difíciles de cumplir a corto plazo como la  adhesión sine die a la UE y la Alianza Atlántica.


La diplomacia europea por otro lado, despreocupada del rol de  Pekín en la nueva guerra fría, sigue tumbada al sol y entreteniendo a sus servicios de inteligencia con secretos de alcoba. China pese a lo que se diga formalmente, comparte con Moscú la división de Occidente (Europa) por los frentes abiertos más actuales  como Gaza, Ucrania y el despliegue de la marina aliada en el Mar Rojo para combatir a los hutíes (formados por unos 300.000 soldados bien armados financiados por Irán) que atacan mercantes occidentales por tomar partido en el conflicto entre Israel y Hamás.


Este hecho no ha impedido que  el embargo occidental y sanciones a Rusia sea sorteado con las compras del amigo asiático. Y China ya ha sustituido a EEUU como principal comprador de crudo y gas a los países árabes del golfo.


Por la misma razón, la doctrina china está cómoda con que se mantenga el conflicto en Oriente Medio para que Occidente no le preste demasiada atención. Pekín  es consciente que mientras Berlín, París y Bruselas estén entretenidos con esos focos de tensión en diversas partes del planeta,  menos atención prestarán a la conquista del mercado global, la invasión de productos chinos en el mundo y el futuro de Taiwán.


GORRIONES ROJOS EN ESPAÑA


España sin un rol coherente en política exterior  por mucho que diga lo contrario, está obsesionada desde tiempos de ZP en asuntos domésticos.  No somos sino el reflejo aumentado de la propia incoherencia europea, en el seno de la coalición gubernamental. 


La diplomacia pueblerina del reino de España, a diferencia de las cancillerías más avanzadas, parece moverse a   base de ocurrencias, improvisación, poca transparencia, frivolidad, derroche público y muy poco debate de calidad en la opinión pública (nos sobran las intervenciones de un minuto para pasar a continuación a la bronca duradera por una entrevista al tenista Rafa Nadal). 


Ejemplos: nuestra disparidad de criterio dentro de la UE y OTAN respecto a distintos conflictos internacionales,  el papel jugado por este gobierno en Venezuela, Marruecos, Sahara, Polisario, Argelia, Ucrania, Rusia, Israel, Palestina, Mar Rojo, guerra del tomate, migración incontrolada, y el ahora ocurrente viaje de la vicepresidenta comunista Yolanda Diaz a Palestina -porque dice tener derecho a agenda propia (en asuntos diplomáticos?)- desviando la atención a sus repetidos fracasos (dentro y fuera de España) y añadiendo más cacofonía a la política común europea. 


Con todo lo que está cayendo, ¿tiene solución los conflictos internacionales que terminan afectando hasta al menos espabilado de la clase?. Lo malo es que a la geopolítica de la nueva guerra fría se le suma la emergencia climática, el auge del populismo nacionalista, la independencia energética, el avance del islamismo, la degradación de la democracia, las crisis económicas encadenadas y hasta las elecciones norteamericanas. 


Algún analista internacional cuenta con cierta sorna que Occidente tal vez se merezca otro candidato más joven en los EE.UU. Como se ha comentado con motivo de la reciente Conferencia sobre la Seguridad en Munich: ¿Cambiará algo el enanismo de Europa en seguridad y defensa? Es hora que asumamos la mayoría de edad, el compromiso de defender nuestro propio destino sin más demora y mucha menos burocracia al contrario de lo que pretende Ursula von der Leyen al proponer la figura de un  nuevo Comisario Europeo de Defensa.


Si Europa despierta, tendrá que redefinir la tabla de prioridades, del gasto improductivo y asumir más protagonismo  supranacional al tiempo que garantizar la estabilidad de los estados miembros. La defensa de las libertades comporta garantizar nuestra propia democracia. Y no siempre justifica una amnistía a cualquier precio. 


Por mucho que los separatistas del procés vasco, catalán y gallego (disfrazados de gorriones rojos con nido en Moscú ) se empeñen en destruir el estado de derecho conforme al criterio de Putin y el ejecutivo español se lo consienta por aguantar un día más en La Moncloa. La deslealtad por eso de Sánchez con España supone ser desleal a Europa también. @ignacioSLeon