Acabo de volver de Berlín donde he pasado unos días y me ha llamado especialmente la atención, no tanto el polo de atracción que sigue atrayendo la primera capital en el corazón de Europa -entre el Este y el Oste-, sino un fenómeno del marketing llamado el Ampelmann (el hombre del semáforo).
Se trata de una figurita inventada en octubre de 1961 en la antigua Alemania comunista del Este por el psicólogo Karl Peglau para animar a que los berlineses orientales cruzasen con cuidado los semáforos de las calles sin ser atropellados. Antes de la caída del Muro de Berlin (noviembre 1989), el hombrecito del semáforo ya se hizo famoso en los hogares germano-orientales por aparecer en varios programas infantiles de la TV del partido. Fue con la reunificación alemana y la introducción del Deutsche Mark (marco alemán) cuando las autoridades federales quisieron acabar como con todas las demás viejas tradiciones socialistas del Este, también con este símbolo berlinés oriental. Lo que no imaginaban los burócratas occidentales de Bonn es que en 1995 volviera a resurgir como reinvidicación de la aplastada identidad oriental. El Ampelmann pretendía arrebatar su espacio propio y conservar su popularidad, imponiéndose así a los figuritas insípidas de los semáforos occidentales (en rojo).
Pocas "guerras" han ganado los Ossis (germano-orientales) frente a sus homólogos Wessis (occidentales). El Ampelmann constituye hoy en día un escaso ejemplo, con una popularidad extendida por todo el país, hasta haberse convertido en un artículo nostálgico de merchandising en venta en tiendas propias y hasta en hoteles de lujo y galerías de arte.
Es raro ver por la noche a algun berlinés que se salte un semáforo en rojo. Nos preguntamos en España si en vez de tomarnos los cruces peatonales tan a güasa y aún a riesgo de poner tantas vidas humanas en peligro, si una figurita en movimiento como la del Ampelmann devolvería con vida 1 de cada 3 atropellos mortales en los semáforos de ciudades como Madrid o Barcelona. Si es cosa del diseño, y dado que la señalática está visto que no es nuestro fuerte, copiemos a esta figurita comunista reliquia de la extinguida "guerra-fría".
Pues sí, ha llovido mucho pero seguimos siendo los mismos y por eso nos extraña tanto ver cómo todo cambia a nuestro alrededor.
ResponderEliminarDigo que seguimos siendo igual que antes cuando yo creo que hay que reinventarse cada día, pero aunque lo hagamos no somos de plastillina y lo fundamental siempre está ahí.
Yo no he vuelto por Berlín ni por la ex RDA (sí por por el Oeste) desde que dejé la segunda corresponsalía de TVE, en 1999. Quiero volver, pero varias veces he preferido no hacerlo porque... yo-qué-sé el por qué.
Los ampelmans se merecen haber sobrevivido porque no se puede ir por ahí con la arrogancia del vencedor, anulando señas de identidad... sin más razones que la homogeneidad de los DIN.
es bastante pasado de moda... mirale el sombrero... saludos!
ResponderEliminarNo no comparen con los alemanes,por desgracia los españoles somos asi,pero tenemos muchas más cosas buenas,será eso,que nos hace vivir mejor y tener más sol.Olé...... como dijo un sevillano tomando un fino en la barra de una Bar de Triana.
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