Europa no hace frente a su islamización y la burocracia.
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Casi nadie se opone a acoger en Europa a refugiados extranjeros de otros países y religiones. Y sobre todo si vienen con la noble intención de integrarse y adaptarse a la sociedad. Pero cuando el islamismo acapara las cifras de crímenes cometidos en un buen número de países de la UE, unido a la amenaza yihadista, hemos de plantearnos si estamos contribuyendo a solucionar un problema humanitario o provocando un problema social de convivencia por intolerancia a los valores occidentales.
Hay ciudades europeas como Barcelona, París, Bruselas, Berlín o Milán donde un alto porcentaje de los delitos cometidos tienen su origen en migrantes indocumentados que han venido supuestamente no con las mejores intenciones. Robos, hurtos, asesinatos, violaciones a menores, a mujeres, okupaciones y grescas callejeras acaparan buena parte de los delitos registrados. En las principales ciudades del Reino Unido, los alcaldes electos y un total de 500 concejales profesan el islám lo que sienta preocupación en varias cancillerías y servicios de inteligencia. Si actualmente viven cerca de 30 millones de musulmanes en Europa, se calcula que en 2050 rondarán los 75 millones. Para algunos observadores, este hecho representa un caballo de Troya que amenaza la supervivencia de la cultura europea.
Durante años los gobiernos independentistas de la Generalidad de Cataluña y del ayuntamiento de Barcelona han favorecido la llegada de migrantes musulmanes en vez de latinoamericanos porque les convenía en su defensa del catalán y hostigamiento institucional contra el español. No son pocos los bandos municipales de consistorios catalanes donde se ignora el español en favor del árabe, hindú y otras lenguas minoritarias afro-asiáticas. Se dan casos de despidos a empleados de comercios privados por no hablar en catalán que atiende al público. Han puesto comisarios políticos en la Sanidad pública catalana, escuelas, universidades, medios y otras entidades públicas para vigilar y denunciar si se habla español.
Mientras, Europa trasnocha su futuro fabricando productos aún del siglo XIX, ahogada en burocracia, haciendo depender su seguridad de los EEUU, el suministro tecnológico de China, la IA de Japón o el gas de Rusia para la industria hasta hace poco, al mismo tiempo que arrastra un déficit de medio millón de mano obra cualificada, abre el continente a millones de musulmanes pasivos que sustentamos con prestaciones sociales que se niegan a muchos nacionales aunque sin aparentes ánimos de integrarse porque se lo impide su religión y sus costumbres.
¿Alguien cree que los europeos podemos mirar con optimismo el futuro del viejo continente? Las instituciones europeas se han convertido en un aparato burocrático de 27 países (con una ampliación prevista hasta los 36) que dificulta cada vez más el consenso y la toma de decisiones en prácticamente cualquier cuestión trascendental relacionado con la seguridad, defensa, geopolítica, medio-ambiente, desafío digital e inmigración. En España se ha agravado el consenso desde el momento que se ha decretado politizar la práctica totalidad de las instituciones públicas despojándolas de su neutralidad natural.
Y no será por falta de recursos financieros en Europa. A España aprobaron conceder hace unos años ciertos fondos de recuperación next Generation para paliar los efectos del COVID y cambiar el modelo productivo por valor de 170.000 millones de euros (de los 360 millardos consignados para toda la UE), de los cuales parece que solo se han entregado a fecha de hoy una ínfima parte a entidades públicas afines al Gobierno en La Moncloa y no a empresas privadas que son las que crean empleo en cualquier sociedad europea socialdemócrata y democristiana. En otros casos existe la presunta malversación del dinero europeo por parte de altos cargos y familiares del actual Gobierno sin ser causa suficiente de investigación en España aunque sí por suerte de la fiscalía europea.
Pese a todo, el modelo productivo español sigue siendo del siglo pasado: turismo, ladrillo, hostelería y funcionarios con una escuálida iniciativa privada en manos de pymes y micro-pymes. Todo ello mientras llevamos décadas alejados del pleno empleo, batimos récord en paro juvenil, de larga duración, de mujeres, de mayores de 50 años y destrucción del talento. Estos hechos no impiden que el actual gobierno social-comunista se haya comprometido a regularizar 500.000 migrantes en España (de los cuales el 80% no cuentan con cualificación profesional) mientras se permite el lujo de “exportar” 500.000 jóvenes recién licenciados a otros países por falta de perspectiva laboral.
El Banco de España advirtió en un informe reciente de la necesidad de atraer 24 millones de trabajadores extranjeros para garantizar las pensiones hasta el 2050 Y por si fuera poco, en un acto de suma generosidad mundial el ejecutivo español acaba de aprobar la obligatoriedad de atender a inmigrantes irregulares en los centros de salud lo que provocará otro efecto llamada. No será muy difícil para un reincidente ilegal alegar cualquier tratamiento médico para evitar la deportación.
Pese al nefasto panorama de inestabilidad social europea, no nos impide gastar saliva -España sin presupuestos generales del Estado a la vista- en proteger radicalismos ideológicos, recortar la jornada laboral sin ajustes salariales, aumentar los costes sociales a las empresas, subir impuestos, bajar la productividad y competitividad y alentar el empleo público como fórmula para reducir el paro, al tiempo que ministros comunistas del Reino sostienen que “el paro es cosa de quienes despiden en las empresas”. Si hay algo que sobra en este país son celebraciones paganas (Carnavales, Fallas, Feria de Sevilla, El Rocío, procesiones de Semana Santa, San Fermines o las fiestas de El Pilar criticadas por la comunidad musulmana) y falta mucha más IA en la acción de gobierno en las administraciones.
Podemos estar orgullosos de una cosa: de no resolver nunca los problemas estructurales y coyunturales en Europa sin ayuda externa. Así nos cunde en el tema de la transición energética, la bajísima natalidad, la guerra en Ucrania o Gaza por poner unos cuantos ejemplos. Turquía, miembro de la OTAN y candidato a la adhesión de la UE, reconoce haber acogido a un millar de combatientes terroristas de Hamas para recibir tratamiento médico en suelo turco.
Como hemos visto, no siempre es cuestión de dinero. Si prófugos de la justicia y presuntos criminales de pasaporte comunitario son acogidos en suelo europeo mientras los reclama un estado soberano de la UE sin atender varias Euro-órdenes, qué podemos esperar de la lucha contra el radicalismo yihadista y delincuentes reincidentes musulmanes que son puestos en libertad minando la seguridad nacional.
Las elecciones europeas del 9 Junio tampoco resolverán gran cosa si es que no las agrava. La islamización lenta pero segura de Europa junto a la burocratización, la incisiva agenda de género o del lenguaje inclusivo nos hacen incompetentes en otras materias prioritarias de cara a terceros. ¿Se entiende que EEUU se canse de nosotros y los nacionalismos estén en pleno auge? Europa, reflejada en los escenarios de Eurovisión y un recién estrenado Museo de la Burocracia en Berlín, ya sufrió en el pasado por algo parecido Cruzadas y varias guerras mundiales. @IgnacioSLeon
Si prófugos de la justicia y criminales de pasaporte comunitario falsos son acogidos en suelo europeo mientras los reclama un estado soberano de la UE sin atender varias Euro-órdenes, qué podemos esperar de la lucha contra estos hijos de puta del radicalismo yihadista y delincuentes reincidentes musulmanes que son puestos en libertad minando la seguridad nacional.
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