Tinta de calamar
Fuente: El Faro de Melilla
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Es conocido que los cefalópodos como el calamar o el pulpo expulsan tinta cuando se ven acechados por un peligro en el mar para ocultarse y salir huyendo. Pues bien, esta táctica ya era empleada por muchos regímenes dictatoriales en el pasado que se emula en el presente para ocultar y desviar la atención de algún problema serio. Así lo hacía Julio César, Hitler en la Alemania nazi, la España de Franco o todos los dictadores comunistas en el Este de Europa, por no hablar de las actuales narcodictaduras latinoamericanas.
En la actualidad la tinta de calamar es la técnica empleada a menudo por el gobierno socialcomunista al mando del Superjefe para crear cortinas de humo sobre casos de corrupción en el PSOE con implicaciones de La Señora y de la mitad de los ministros. O cuando las cosas se le tuercen -desde que tumbaron al gobierno de Rajoy en una moción de censura legítima por corrupción- y ahora pretenden tapar la suya propia haciéndonos creer que no es corrupción.
Así se entiende la tinta artificial expulsada con la visita inesperada estos días al Valle de los Caídos para hacerse una foto junto a la fosa de las víctimas de la guerra civil y volver a criminalizar a Franco por enésima vez pese a estar 50 años muerto. Como también la gira recurrente del jefe del gobierno español a varios países árabes para evitar que medios, instituciones y clase política hablen a diario en casa de los escandalosos trapicheos de la señora cónyuge, los convolutos del partido y evitar tener que dar la cara.
La tinta de calamar es el recurso empleado a menudo no solo para pigmentar ciertos platos culinarios sino también para embellecer el “y tú más” a todos los embustes del pasado: pandemia, expertos, gobernar con Podemos, Bildu, indultos, rebajas de la sedición, la amnistía y hasta el referéndum, entre otros. En otros para disparar repetidamente en una semana contra Ayuso, MAR, Feijóo, Aznar, Rajoy, el PP, VOX, la derecha, la extrema derecha, la derecha extrema (con la excepción de la catalana), la derecha reaccionaria, etc haciéndolos mancomunadamente con Franco responsables de todos los presuntos delitos de desfalco al reino de España.
Hay ya varias causas que investiga la Fiscalía europea y que afecta incluso a la segunda autoridad del Estado como es la presidenta del Congreso, Francina Armengol por el presunto uso fraudulento de fondos europeos en la compra de mascarillas. Como buena degustadora del marisco entre sus correligionarios de partido, sabe lo difícil que es pescar un calamar con caña. Y a medida que se descubren nuevos casos de estafa del dinero público y se inyecta tinta para ocultar la contundencia de la corrupción que tanto combatían en tiempos de Rajoy -pero toleran en tiempos de la amnistía, el referéndum y la reactivación del procés tras los reiterados batacazos electorales-, no se escatiman esfuerzos en general por agitar al calamar para desviar la atención sin asumir ningún tipo de responsabilidad política y penal como exigen al resto de sus adversarios políticos.
En la ajetreada marejada de la vida política de estos días, hay quienes exprimen al pulpo exigiendo la dimisión de una política porque la pareja tiene un conflicto con Hacienda antes de conocerse. ¿Y quién no lo tiene? Y sin embargo esa regla de tres no se la aplica el gobierno, el partido, sus ministros y sobre todo el jefe del ejecutivo como máximo responsable y su cónyuge por mangonear presuntamente del erario público de forma descarada cuantías multimillonarias. ¿Tendrá alguna relación con el calamar? Pero hemos conocido que algunos de los más afectados por la trama PSOE han amasado tal fortuna en tan corto periodo de tiempo (emulando supuestamente a Rubiales) que ya van a gozar de mansiones de lujo, alguna pagada a tocateja.
Para tapar los convolutos con fondos públicos se magnifica el recurso hiperventilado del calamar y su tinta con objeto de obnubilar e hipnotizar a la opinión pública. Luego está la “astucia” del jefe de la oposición al negarse a citar a la primera dama a declarar en la comisión de investigación del Senado “porque no es mi estilo”, y traga con que citen en la del Congreso a otra pareja que tampoco es política. Con tanto estilo, los españoles empiezan a dudar que algún día vuelva a La Moncloa.
Pero al paso que vamos y tan reiterados intentos por ocultar el fundraising del pulpo en la nevera que tanto incomoda la realidad a los políticos, parece fácil imaginar que ya no queden en alta mar calamar ni tinta suficientes para escapar de las fauces del pez grande. Y es que como diría en otro contexto el poeta Juan Ramón Jiménez: “con tanta tinta es imposible escribir más delitos”. @ignacioSLeon
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